La fantasia es uno de los recursos de nuestra sexualidad que es común a todos sin importar edad, género, nacionalidad o religión. La fantasía sexual es ese boleto que canjeamos (a veces sin siquirea darnos cuenta) por un poco del placer que nos es negado en la vida real.
Trios, cambios de sexo, violaciones, pornografía, por mencionar solo algunos ejemplos, han sido desde siempre parte de las fantasias sexuales humanas, pero es el empuje de estos nuevos tiempos el que nos invita (por no decir que nos obliga) a realizar de manera más completa y real nuestras fantasias.
Es aqui cuando la ironia se hacer presente, hoy la gente deja de sufrir por no poder realizar sus fantasías, pero entra en crisis cuando entra sin obstáculos por la puerta que los lleva a realizar sus más inconfesables, voluptuosos y perturbadores deseos.
Los seres humanos somos algo divertido, buscamos el placer hasta por debajo de las piedras, pero cuando nos acercamos a él en su forma más cruda entramos en serios conflictos. Ataques de ansiedad, depresiones y fobias se han disparado al grado de que hoy solo pocos pueden escapar de ingerir algun tipo de calmante o antidepresivo.
Las fantasias sexuales van mucho más alla de los que confiesas a tu pareja o amigos, las fantsias sexuales son la punta del iceberg que a menudo nos abruma con su tamaño colosal.
¿Tienes conflctos por no poder realizar tus fantasias? ¿te conflictua haberlas realizado? hacercate a profesionales que lejos de regañarte, aleccionarte o aplaudirte tus peripecias sexuales contamos con la capacidad de escucharte y brindarte un espacio donde puedes dejar de ser, si así lo decides, juguete de tu propio deseo, acercate a el Centro de Investigación y Estudios Lacanianianos (CIEL) y haz cita con un psicoanalista.
lunes, 30 de marzo de 2009
lunes, 2 de marzo de 2009
Educación Sexual ¿es posible?
¿De dónde vienen los bebés?
Si el bebé está en la panza de mamá ¿cómo entró?
Mamá ¿qué están haciendo esos perritos?
De seguro habran escuchado, o peor aun, les habrá tocado responder estas u otras preguntas similares. Preguntas que bien podrían resumirse en una sola: ¿Qué es la sexualidad?
Ante esta pregunta, si se es honesto, no queda más que admitir resignadamente que aun NO SABEMOS.
Pensar que el hombre en toda su historia no haya podido al día de hoy dar una respuesta contundente a el problema de la sexualidad es un duro golpe al narcisismo, pero seamos sinceros,
¿quíen que no sea un estafador o un loco puede dar una respuesta tan contundente en materia de sexualidad como quien dice 2+2=4?
Así, las ingenuas y simples preguntas de los niños en materia de sexualidad suelen ser mucho más difíciles de contestar que cualquier otro tipo de preguntas. El niño es siempre el juez más despiadado, capaz de leer el miedo en los ojos del adulto, destrozar sus argumentos con razonamientos simples y finalmente reprobar al adulto ya que fue incapaz de llegar al fondo de su duda y en vez de eso le ha llenado de información innecesaria.
No importa que se sea sacerdote, sexólogo, psicólogo u otro paladín del saber, sus argumentos serán cuestionados crudamente por los niños.
Y si esto se da no es solamente porque el niño sea caprichozo, necio o ingenuo, muy por el contrario, si esto se da es porque el niño, sin saberlo, ubica la sexualidad mejor que el adulto.
Para el niño la sexualidad no es un saber, es una experiencia.
El adulto cubre con saber (ya sea religioso, biológico, cívico, feminsita, etc.) lo que es a la fecha imposible de explicar con el saber.
La sexualidad no es un saber (aunque haya saber de la sexualidad) la sexualidad no se agota en el saber, la sexualidad es una experiencia y una experiencia del tipo intensa, sorprendernte perturbadora y cotidiana.
Por eso, no se preocupe, siempre se contesta mal a las preguntas de los niños, en todo caso hay que escucharlos con atención para identificar qué de su mundo se ha alteado, y en caso de no poder identificarlo acerquese a profesionales, profesionales que antes de dar manuales y tips de educación sexual, abren un espacio para que el niño hable de su experiencia y no sea aplastado por un saber impuesto.
Si el bebé está en la panza de mamá ¿cómo entró?
Mamá ¿qué están haciendo esos perritos?
De seguro habran escuchado, o peor aun, les habrá tocado responder estas u otras preguntas similares. Preguntas que bien podrían resumirse en una sola: ¿Qué es la sexualidad?
Ante esta pregunta, si se es honesto, no queda más que admitir resignadamente que aun NO SABEMOS.
Pensar que el hombre en toda su historia no haya podido al día de hoy dar una respuesta contundente a el problema de la sexualidad es un duro golpe al narcisismo, pero seamos sinceros,
¿quíen que no sea un estafador o un loco puede dar una respuesta tan contundente en materia de sexualidad como quien dice 2+2=4?
Así, las ingenuas y simples preguntas de los niños en materia de sexualidad suelen ser mucho más difíciles de contestar que cualquier otro tipo de preguntas. El niño es siempre el juez más despiadado, capaz de leer el miedo en los ojos del adulto, destrozar sus argumentos con razonamientos simples y finalmente reprobar al adulto ya que fue incapaz de llegar al fondo de su duda y en vez de eso le ha llenado de información innecesaria.
No importa que se sea sacerdote, sexólogo, psicólogo u otro paladín del saber, sus argumentos serán cuestionados crudamente por los niños.
Y si esto se da no es solamente porque el niño sea caprichozo, necio o ingenuo, muy por el contrario, si esto se da es porque el niño, sin saberlo, ubica la sexualidad mejor que el adulto.
Para el niño la sexualidad no es un saber, es una experiencia.
El adulto cubre con saber (ya sea religioso, biológico, cívico, feminsita, etc.) lo que es a la fecha imposible de explicar con el saber.
La sexualidad no es un saber (aunque haya saber de la sexualidad) la sexualidad no se agota en el saber, la sexualidad es una experiencia y una experiencia del tipo intensa, sorprendernte perturbadora y cotidiana.
Por eso, no se preocupe, siempre se contesta mal a las preguntas de los niños, en todo caso hay que escucharlos con atención para identificar qué de su mundo se ha alteado, y en caso de no poder identificarlo acerquese a profesionales, profesionales que antes de dar manuales y tips de educación sexual, abren un espacio para que el niño hable de su experiencia y no sea aplastado por un saber impuesto.
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